Por fin la infanta de España
se decidió a declarar
y en vez de contar patrañas
sus faltas dijo ignorar.
Del coche bajó sonriente
y semblante relajado,
“por la rampa no he bajado
y que se joda la gente”.
–Que si soy una granuja?
— sólo soy una maruja.
–Que si era mucho el dinero?
–yo le creía sincero
–Y no vió lo que firmaba?
–sólo estaba enamorada.
–Perdone infanta el mosqueo
pero yo no me lo creo.
–Ay qué miedo me está entrando
sepa Vd. que estoy temblando,
basta ya de pantomimas!!
que aunque Vd. mucho se esfuerce
los dos sabemos qué opina
el que de todos es jefe.